Entiendo que como padres, a veces nos de miedo decirle algo a nuestros hijos, a veces nos sentimos acorralados… nuestros hijos se molestan si les ponemos límites, la sociedad se escandaliza si les enseñamos valores, los profesores nos ridiculizan si queremos educarlos en su fe, los amigos de nuestros hijos se burlan si nuestros hijos son educados diferente… los activistas nos tachan de fóbicos si queremos pensar a nuestra manera…
Si… es difícil… pero no imposible… nosotros somos una generación de supervivientes, de chiquitos nos quedábamos solos en casa mientras nuestros papas salían a alguna fiesta, nos dejaban salir a jugar a la calle (y no vivíamos en una privada) a jugar gol-para a la mitad de la calle o andar en bici hasta que obscureciera… comíamos chatarra, agua de la llave, no teníamos celulares, computadoras o ipods… pero siempre tuvimos algo que nos mantuvo firmes en nuestras vidas… y fueron nuestros principios, nuestra única forma de pensar, sabíamos que había cosas buenas y malas, las sabíamos distinguir, y no nos complicábamos en pensar si lo malo ya era bueno y lo bueno malo…
Todavía somos esas personas… no hay que tener miedo a seguir siendo nosotros, han tratado de destrozar poco a poco lo que somos, nuestros ideales, nuestros pensamientos, nuestros principios… y nosotros, por miedo a no encajar con lo nuevo, hemos agachado la cabeza por quedar bien, por el miedo al que dirán… y lo más lamentable es que estamos llevando a nuestros hijos a un futuro incierto, inseguro y obscuro… en donde ni ellos saben que hacer, no están seguros de como caminar en sus vidas, porque nosotros tenemos miedo a guiarlos… y si ellos nos dicen que tienen que tener un ipod, un ipad, salir a fiestas todos los días, dormir con sus novias, tener anticonceptivos en sus bolsas, tener todos los juegos de x-box y PlayStation, tener mucho dinero para gastar con sus amigos, chatear mientras hay una reunión, apartarse de la sociedad con sus audífonos, en tres palabras NO TENER LIMITES, nosotros por miedo a enfrentarlos, por miedo a perderlos, cedemos… y no solo eso, sino que nos ha dado por competir con otros papas a ver quién da más… quien hace la mejor fiesta infantil, quien quema más rápido etapas llevando a las mini niñas a conciertos, organizándoles fiestas de spas, llevándolo a muchos viajes, comprándoles lo último de todo que haya en el mercado, poniendo más comentarios en Facebook, y mas y mas y mas…
Y yo me pregunto… ¿Qué nos pasa? ¿Por qué no queremos que nuestros hijos sean felices, que sean unos sobrevivientes como nosotros? ¿Por qué no tenemos suficiente autoestima para darnos cuenta que nosotros somos una gran generación? ¿Por qué no nos damos cuenta que en la educación de nuestros hijos esta la clave para formar una excelente sociedad?
¿Qué hijos estamos dejando al mundo?
Pero lo mejor de todo esto, es que todavía estamos a tiempo… no hay que tener miedo a educar… dura poco, solo una vida… solo un instante… cada frase que decimos a nuestros hijos, cada limite, cada idea que se nos ocurre para hacer de ellos unas buenas personas, equilibradas, responsables, amables, alegres, deportistas, creativos, con ilusiones y con fe en sus propios ideales… porque alguien que no tiene ideales en la vida… alguien que no se conforma con lo que tiene… no puede maravillarse y valorar cuando recibe más de la vida.
Es tiempo de recordar lo que somos, de dónde venimos, y hacia dónde vamos, es tiempo de despertar y darnos cuenta que esta sociedad es nuestra, es nuestro mundo y tenemos todo el derecho de ser nosotros mismos y de darles a nuestros hijos todo lo que aprendimos desde pequeños, es tiempo de Educar sin Miedo.