Cuando era niña…. Un adulto me dijo.. Lo padre de ser niño es que las ideas las tienes muy claras, más que los adultos, sabes perfectamente lo que está bien y lo q está mal, no te complicas con tonterías, no juzgas a los demás, la vida no te la tomas tan en serio… Si ves a alguien triste tú te pones triste, de hecho te cuesta trabajo ver que otros son felices mientras tu sufres por algo… Confías en los grandes, confías en tus papas, no les cuestionas todo, no les faltas al respeto, y si te equivocas corres a pedirles perdón, porque no te gusta ver a otros sufrir, no te gusta  que otros estén enojados contigo, no te cuestionas si Dios existe o no… Simplemente sabes que está ahí y que te cuida, no te cuestionas si tus valores, tus principios, tus creencias valen la pena… Sabes lo que está bien y lo que está mal… Lo sabes perfectamente….

¿Qué pasa entonces cuando crecemos? Que todo se empieza a complicar, porque según nosotros somos más sabios, porque tenemos más material en la cabeza para complicarnos…

Hay adultos que entienden que el tener más conocimientos no implica tirar todo lo que somos a la basura, que saben que esos conocimientos ayudaran a que nuestras creencias, valores y principios sean aún más fuertes… Y se dan cuenta que vale la pena seguirlos, y que vale la pena hasta morir por ello!!

Sin embargo hay otros adultos que al adquirir más conocimientos se sienten poderosos, sabios… Creen que lo que ellos saben no se compara con lo que el resto del mundo sabe… Se vuelven ateos, agnósticos, y demás inventos… Y piensan que así… Ya maduraron, ya se liberaron de todas esas cadenas que desde niños los tenían atados, que ya son libres…

Sin embargo… Muy a pesar de ellos… Su propia conciencia les sigue gritando diario… ¿Qué paso con lo que eras? ¿Qué paso con tus creencias? ¿Qué paso con todo lo que antes luchabas y entendías a la perfección?

Ahora… La vida se convierte en una batalla constante en el que lucha contra las ideas de todos aquellos que siguen pensando como él pensaba… Una batalla contra todo lo que le recuerde su principio, su pasado, su “ignorancia”… una batalla externa… Pero lo más duro es que también se convierte en una batalla interna… En donde lucha siempre contra el mismo…

Porque le da miedo volver a creer en todo eso, le da miedo decepcionarse, le da miedo pertenecer, le da miedo volver a encadenarse a eso que de niño le llamaba la atención y le causaba tranquilidad… Le da miedo volver a darse cuenta de las cosas que están bien y mal…

Volver a ser niño no es ser un berrinchudo irresponsable, no es tomarse todo a juego… Es simplemente reconocer lo que realmente es bueno para cada quien y decidir seguir por ese camino… Es no complicarse y tener las ideas claras… Es darnos cuenta que hay otros afuera de nuestra mente que nos necesitan y que buscan a alguien que no se complique tanto con la vida, que ayude y escuche, que se ría y entienda, que crea en algo y luche por eso, que sea definido y deje de juzgar, que atraiga por si tranquilidad y alegría…